meninanalua

porque todos los días sueño

Mes: May, 2016

Esos días estraños

Hay días que sale todo del revés. Que cuando quieres sol, llueve a cántaros. De esos días en que vas con prisa, pero el mundo se empeña en andar más despacio.

Porque nos levantamos, abrimos los ojos, y nos imaginamos nuestro día. Pero claro, no todo puede salir como pensamos cuando amanece. Y de repente un imprevisto en el camino, y luego otro. Y al final del día, cuando miramos lo que hemos vivido, no se parece en nada a lo que soñamos cuando despertamos.

Pero eso es la vida, lo que nos va pasando en cada momento, no lo que nosotras queremos que pase en nuestra cabeza. Y así también se hace mas interesante, y así vamos aprendiendo. Porque aprender a veces es andar bajo la lluvia y pisando charcos.

El crujido del cuerpo

El cuerpo cruje. Como si algo se rompiera dentro, o lo intentara. Como si algo empujara por salir, y no encuentra una puerta abierta. Cruje por la noche, en mitad del silencio, como los muebles viejos, como el suelo de madera. Y por las mañanas, cuando te desperezas, ahí está ese sonido. El grito mudo del cuerpo.

Es como si el cuerpo te llamara, como si quisiera que mirases dentro. Cuanto mas crecemos mas vivimos en la cabeza, y mas nos alejamos del cuerpo. Parece que al ganar altura, perdemos el contacto con todo lo que no sea nuestra mente. Pero el cuerpo sigue ahí, lo arrastramos cada día, viajamos con él, vivimos dentro. Y entonces cruje, y te llama, te susurra, te suplica, que te acuerdes de él. Porque solo cuando duele nos acordamos de él, porque hace falta que haga ruido para mirarlo.

Son como estallidos de realidad. Ese tobillo que cruje al subir las escaleras, ese hombro que estalla cuando te revuelves en la silla, la columna que se retuerce y cruje como un muelle viejo cuando te agachas a recoger las zapatillas. Y entonces te devuelve a la realidad, a la del cuerpo. Y ahí estás, crujiendo, sintiendo como el cuerpo se estira, y tú te mueves por dentro.